En relación a tu trayectoria profesional, eres creadora de la marca “Made in Tarifa”, ¿cuándo comenzaste a llevar a cabo este proyecto? He realizado varios proyectos por cuenta propia. Empecé cuando, durante mis prácticas como ayudante de dirección en una productora, me tocó un jefe que me hizo la vida imposible, fui víctima de Mobbing en mi primera experiencia profesional y lo pasé tan tan tan mal que no supe poner la otra mejilla para futuros empleos. Me prometí a mi misma que jamás en la vida volvería a tener un jefe, de esto hace ya 15 años.
¿Encontraste algún obstáculo a la hora de emprender tu propia marca? jajajaja, todos. No es fácil arriesgar todo lo que tienes por un sueño, para convertirlo en una idea que no existe, sin apenas experiencia y, sobre todo, sin recursos económicos y materializar esa idea en un proyecto real. Hay obstáculos financieros que limitan y, sobre todo, un país que exprime literalmente a base de impuestos desmesurados a los pequeños empresarios. Pero siempre sentí esa necesidad de hacer las cosas con autonomía y de trabajar en libertad. Me gusta pensar que somos muy jóvenes y que, precisamente por eso, no tenemos nada que perder y si mucho que ganar. Empecé comprando collares de semillas en las tribus indigenas de brasil, los vendía en España y con el dinero me pagaba el viaje. Me volví adicta a viajar y a buscar mercados llenos de productos interesantes. Aprendí de forma autodidacta a afinar el intelecto y, poco a poco, me convertí en una negociante nata, pues con la carita de niña buena y esa rapidez que innatamente se desarrollaba, no había comerciante que se me resistiera. Y ahora me aprovecho de eso, pero lo más importante, me divierto. Poco a poco y con cada viaje me especializaba en crear una estructura propia para optimizar las gestiones en estos países y para desarrollarla más tarde, una buena red y en lugar de comprar, CREAR mis propios productos
Ahora tengo una marca, no tengo jefe y, lo más importante de todo: SOY GESTORA DE MI PROPIO TIEMPO. Y esta debe ser la única RIQUEZA REAL a la que tenemos que aspirar. Tengo, lo que se denomina, “el sueño del directivo jubilado”, además de levantarme todas las mañanas en mi casa frente al mar y sin despertador, tengo una calidad de vida inmejorable, coherente pues vivo donde quiero vivir y tengo la gran suerte de poder elegir como. Y eso me da, sobre todo, PAZ, y estoy muy agradecida. El precio de este lujo es elevado, hay que atreverse a soñar y tener el valor de materializar tus sueños. La vida es maravillosa y me gusta sentir que lo que hago tiene un trasfondo personal importante (para mi y para los demás).